¿Por qué el futuro de la construcción podría oler a bosque y no a cemento?
En la construcción sostenible, la investigación en Ingeniería Civil está actualmente ayudando a salvar el planeta con un nuevo material: el biocarbón.
La Ingeniería Civil es, por naturaleza, una profesión que transforma el entorno. Sin embargo, en el siglo XXI, no basta con diseñar puentes o construir edificios seguros, ahora también se debe hacer de manera sostenible. Ahora, uno de los materiales más prometedores no proviene de laboratorios futuristas ni de minas profundas, sino, de residuos agrícolas; hablamos del biocarbón, o biochar, un material que podría cambiar la forma en que se produce concreto y reducir de manera significativa la huella de carbono.
El biocarbón es un producto sólido, que se obtiene al calentar materiales como madera, cáscaras de arroz o residuos de cultivos, en ausencia de oxígeno, un proceso conocido como pirólisis. Aunque originalmente se investigó como mejorador de suelos agrícolas, la Ingeniería Civil ha empezado a explorarlo como un aditivo sostenible en mezclas de concreto y mortero.
Oportunidades de uso del biocarbón
La incorporación de biocarbón abre una amplia gama de oportunidades para la industria de la construcción y la sostenibilidad global. En primer lugar, permite el uso eficiente de residuos agrícolas y forestales que de otro modo podrían terminar en vertederos o quemados, contribuyendo a una economía circular. Además, mejora el rendimiento del concreto en términos de resistencia y durabilidad.
Desde una mirada económica, permite generar productos más sostenibles que podrían beneficiarse de incentivos financieros existentes como créditos de carbono o certificaciones ambientales. También, ofrece ventajas logísticas al reducir la necesidad de otros materiales y facilitar su manejo en climas secos.
Más allá de sus beneficios técnicos y económicos, el uso del biochar representa un cambio en el cómo construir infraestructura que no solo sea más resistente y duradera, sino que además combata activamente el cambio climático. Así pues, la Ingeniería Civil se convierte en un aliado fundamental para alcanzar los objetivos globales de sostenibilidad, en protagonistas de una nueva forma de construir.
La sostenibilidad en la Ingeniería Civil no es una opción, sino una necesidad urgente. En la medida en que sigamos investigando, innovando y aplicando estos desarrollos, podremos construir no solo ciudades más fuertes, sino también un planeta más sano. Ser ingeniero civil hoy ya no se trata solo de resolver problemas estructurales, sino también ambientales y sociales. Materiales como el biocarbón representan una oportunidad para liderar el cambio hacia una construcción más resiliente, eficiente y respetuosa con el planeta.